Se fabrican con materiales renovables. Son duraderos, atractivos, reciclables y biodegradables. De ahí que representen un componente esencial de la economía circular.

Por Two Sides

Los envases y embalajes bien diseñados, producidos de forma eficiente, utilizados adecuadamente y desechados correctamente proporcionan múltiples beneficios. Son esenciales para evitar daños en los productos que contienen y pueden ayudar a prolongar su vida útil. Ayudan a mejorar la eficacia de la cadena de suministro y proporcionan un acceso seguro y cómodo a las mercancías. Comunican información vital al cliente y proporcionan una gran experiencia a quienes reciben regalos o artículos de lujo. Sin embargo, una mala elección de materiales puede perjudicar tanto a las marcas como al planeta. 

El impacto en el medio ambiente causado por los materiales desechados por el ser humano ha alcanzado niveles críticos. Por lo tanto, ahora es más necesario que nunca que los envases sean sostenibles durante todo su ciclo de vida. Deben incorporar el ecodiseño desde el principio de su producción, utilizar materias primas de origen responsable, fabricarse mediante procesos eficientes basados en energías renovables y reutilizarse siempre que sea posible o reciclarse. Al final de su vida útil, cuando ya no pueden ser reutilizados o reciclados, deben ser biodegradables.

Los envases y embalajes de papel son parte de la solución. Se fabrican con fibras de madera, una materia prima renovable. También pueden utilizarse fibras alternativas, como el bagazo de caña de azúcar, por ejemplo. Además, son altamente reciclables y biodegradables. 

La elección sostenible

En América Latina, los árboles utilizados para extraer la fibra de celulosa virgen se cultivan especialmente para este fin. Cada día se cultivan, en la región, millones de árboles nuevos para la producción de papel, cartulina y cartón.

El papel, la cartulina y el cartón se encuentran entre los materiales más reciclados del mundo. La tasa de reciclaje llega al 70% en Brasil¹, a 68,8% en Colombia² y en Argentina a 55%³. En 2018, la tasa europea de reciclaje de papel y cartón fue del 83%, la más alta entre todos los materiales de envases.

Las fibras de celulosa se han reciclado y reutilizado una media de 3,8 veces⁴. Sin embargo, los estudios demuestran que este ciclo puede ampliarse considerablemente. En condiciones de laboratorio, las fibras se han reciclado satisfactoriamente hasta 25 veces⁵.

Protección del producto

El envase desempeña un papel esencial para minimizar los daños y prolongar la vida útil de un producto. Sin un envase adecuado se pierden más productos y esa pérdida significa desperdiciar los recursos utilizados para su producción, lo que repercute negativamente en el medio ambiente.

La pandemia tuvo una enorme influencia en las formas como los consumidores compran y las marcas y los minoristas venden sus productos. A medida que las compras en línea han crecido a pasos agigantados (desde los comestibles hasta los artículos de lujo), la demanda de embalajes para el transporte también ha aumentado considerablemente.

Hay muchos tipos diferentes de aplicaciones de papel, utilizados y adecuados tanto para el envasado de productos como para el transporte. Algunos ejemplos son:

• Cajas de cartón ondulado: se suelen utilizar para mover mercancías en grandes volúmenes y para la entrega. La estructura del cartón ondulado (o corrugado) es muy eficaz en la relación entre su resistencia y su peso. Esto significa que estas cajas ofrecen una alta protección con el gasto de poca materia prima.

• Cajas de cartulina: son muy versátiles y se utilizan ampliamente para contener y proteger muchos productos diferentes, desde alimentos y medicamentos hasta artículos de lujo, como perfumes y whisky. Las cajas de cartulina ofrecen una excelente combinación de protección del producto, estructura ligera y una superficie óptima para la impresión.

• Cajas de bebidas: las estructuras de papel y cartulina multicapa se utilizan cada vez más para envasar una amplia gama de líquidos. El mayor mercado de estas cajas ha sido el de alimentos como sopas y bebidas (leche y zumos), pero los minoristas y propietarios de marcas han ampliado su uso para envasar otros líquidos, como los detergentes, por ejemplo.

• Bolsas para alimentos secos y piensos: los alimentos secos se han envasado durante décadas en bolsas de papel sin recubrimiento de un solo material. A pesar de la simplicidad de este tipo de envases, hay varias razones por las que se siguen utilizando. Estas bolsas son resistentes, fáciles y rápidas de llenar, apilables en palés, totalmente reciclables (sin plástico), biodegradables, económicas y atractivas.

• Bolsas de papel para entrega por correo: tiene importantes ventajas ambientales. Un estudio publicado en 2020 concluyó que la huella de carbono de una bolsa de correo de papel virgen era significativamente menor que las alternativas basadas en plástico^6.

• Bolsas de papel industriales: resistentes y duraderas, permiten envasar con seguridad productos de hasta 25 kg. Los papeles fabricados específicamente para este fin utilizan fibras de celulosa largas y resistentes.

Preferidos por los consumidores

El uso de envases sostenibles ayuda a las marcas a conectar positivamente con los consumidores. Por ejemplo, una encuesta realizada en 2021 reveló que los consumidores brasileños están adaptando sus comportamientos de compra para reflejar las cambiantes preferencias ambientales. El 54% prefiere los envases de papel porque son mejores para el medio ambiente. El 43% cree que el individuo tiene más responsabilidad para garantizar la reducción del uso de envases no reciclables que el gobierno, los fabricantes o los minoristas. El 58% consideraría la posibilidad de evitar un minorista si supiera que no está tratando activamente de reducir su uso de envases de plástico no reciclables⁷.

En otro estudio reciente, el 75% de los consumidores europeos afirma que el impacto ambiental del envase de un producto afecta a su proceso de decisión. El 77% asegura que pagaría más por un producto si viniera en un envase más sostenible, y uno de cada cinco está dispuesto a pagar un 10% o más⁸.